La primavera es un espasmo
de sonrisas y pechos sugeridos
bajo el sol febril,
tomado por la manía
del revuelto de temblores pálidos.
"Ah, ¡por fin el acero!",
exclamó el durmiente
restregando sus ojos,
lavándolos, como nuevos,
a las orillas del río de Occidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario