domingo, 29 de abril de 2018

El horizonte


Por las tardes, querría veros lejos
de la caricia vespertina,
del amor perezoso,
lejos de la invitación a la tumba.

Querría veros alzados,
la antorcha dispuesta
a encender las hogueras,
preparados para asaltar el horizonte.

miércoles, 21 de marzo de 2018

La tumba


Que no he mirado tu tumba, niña,
ni miré tu espectro marchito
que todos los mares agita;
el espejo palidece ante la luz
que se disuelve y se resuelve
frente al ojo que recorre el cielo
y navega bajo el río silente.

jueves, 1 de febrero de 2018

El señor del tiempo


Y el señor del reloj habló
con lengua constante de tiempo;
mentía, por supuesto, a los hombres
cantándoles sobre su finitud:
las horas quemadas,
las distancias tomadas,
el patrón para fijar su esclavitud.

viernes, 2 de junio de 2017

La sirena en el agua

Pintura de Zdzisław Beksiński
La sirena está en el agua,
pero no canta.
La sirena está en el agua,
pero no nada.
La sirena se arrojó al mar,
para acallar la angustia de vivir en tierra.
La luna riela sobre ella,
la tiñe de plata y fantasma; 
la besa.

El ahogado la abraza, llora y grita,
cubierto a medias por la corriente,
mientras las olas disuelven
el cuerpo de una sirena de agua.
Oh, sí, él grita,
exactamente
como lo hacen las serpientes.

lunes, 3 de abril de 2017

La prisión


Siente cómo se amontona lo suave,
con susurro de placidez.
Cómo desarma, cómo destruye
el resto de lo noble a través de su peso.

Lo suave nos ahoga con caricias
y con la ausencia de caricias:
envenena el interior,
quiere que dejemos la visión del astro
a cambio de sus momentos pasajeros
que devoran el corazón.

martes, 1 de noviembre de 2016

La manera del relámpago


Lo volveré a decir:
no a los amores pequeños.
O el Eros o la nada;
lo burgués caduca pronto
y lo proletario descompone
hasta desembocar en el paria.

Buscamos amar el mundo
a la manera del relámpago:
en vertical, para atravesarlo.

domingo, 10 de abril de 2016

El río hierve



Cuchillos que rasgan como rosas,
porque hay hombres desarmados
que no pueden mirar atrás
y adelante sólo hay llanos de espigas,
monumentos de cieno y cal
y un aviso de noche cayendo para siempre.

En el otro lado, el río hierve
con telas de color de herrumbre
y página que contienen demasiadas letras
que jugaron con vidas y relatos
hasta que desfiguraron la línea de los rostros.

Es el tallo que hay en mi mano,
el hierro clavado a mis pies,
es el sabor amargo que me habla
del espacio entre ayer y mañana.